A un Año de nuestro primer satélite
El 29 del año pasado, toda Venezuela vibró a las 12:24 pm hora legal del país, cuando al otro lado del mundo, un cohete chino, el Larga Marcha 3-B, alzaba el vuelo con el primer satélite venezolano. Todos recordamos el rugir de los motores y el tricolor venezolano elevándose a los cielos para catapultar a Venezuela en la era espacial.
Desde la década de los ochenta se hablaba de colocar un satélite en órbita para los países de la comunidad andina y finalmente en 1996, Venezuela a nombre de la CAN (Comunidad Andina de Naciones) hizo una solicitud ante la Unión Internacional de Telecomunicaciones (UIT) para ocupar una órbita con el satélite Andesat, pero no había voluntad política ni en Venezuela ni en la CAN y la petición caducó en el año 2000. Esto fue aprovechado por México para ocupar esa órbita y ahora los aztecas tienen 3 satélites. Hay que acotar que la UIT es el organismo internacional responsable de asignar las órbitas y frecuencias a nivel mundial para medios de comunicación.
Venezuela seguía insistiendo en su intención de tener un satélite pero ahora queríamos transferencia tecnológica. Se buscó negociar con los países que tienen tecnología para lanzar satélites y en todos ellos la respuesta era la misma, nos fabricaban el satélite y lo ponían en órbita, hasta lo podíamos usar para lo que quisiéramos, pero solo ellos manejaban y controlaban lo que subía y lo que bajaba. Esto no fue aceptado por Venezuela y finalmente la China aceptó fabricarnos el satélite, ponerlo en órbita y transferirnos la tecnología de manera tal que hoy día, dicho satélite está siendo operado por personal venezolano.
El costo del satélite asciende a unos doscientos sesenta millones de dólares, lo cual es un precio excelente para todo el potencial que ahora se nos da en materia tecnológica y científica. Esa inversión incluye la fabricación del satélite, su puesta en órbita, las estaciones terrenas y lo más importante como es la capacitación de personal venezolano para operar todo el sistema. Un total de noventa compatriotas han sido entrenados por la República Popular China, estos son 15 ingenieros que han hecho doctorados en tecnología satelital, 15 que han hecho estudios a nivel de maestría y sesenta técnicos en ciencias satelitales. Como si esto no fuese suficiente, el estado venezolano ahora dejará de pagar dos millones de dólares mensuales por uso de satélites privados.
Las perspectivas para el desarrollo que trae este satélite al país y a la región son enormes. En la era de informática, tener un recurso como un satélite propio es una capacidad que a nuestro parecer no ha sido valorado en toda su dimensión incluso por personas e instituciones que deberían ser las primeras en crear conciencia sobre lo que esto significa.
Las posibilidades que trae para las transmisiones de televisión, de datos y de telecomunicaciones en general son enormes. Una mención particular merecen la telemedicina y la teleducación, las cuales según las informaciones que se difunden, ocuparán un 40% de la capacidad de satélite. Esto permitirá llevar atención médica y educación a comunidades que tradicionalmente han tenido dificultades para el acceso a estos servicios.
Se habla mucho de proyectos de telemedicina, pero comienza a imponerse en el mundo el término de telesalud por ser un concepto más amplio. Veamos. “La telemedicina se define como la aplicación de las tecnologías de información y comunicaciones para transferir información médica para el diagnóstico, terapia y educación” [1]. La telesalud se considera un concepto más amplio y se define como “la aplicación de las tecnologías de información y telecomunicaciones para transferir información del cuidado de la salud para brindar servicios clínicos, administrativos y educativos”[2]. La Organización Mundial de la Salud en 1997 afirma que la telesalud se entiende como la integración de los sistemas de telecomunicaciones a la práctica de la protección y promoción de la salud, mientras que la telemedicina es la incorporación de estos sistemas a la medicina curativa.
La telesalud es necesariamente interdisciplinaria y allí convergen profesionales de diferentes especialidades. En un proyecto de esta índole encontramos ingenieros de diferentes ramas, administradores, educadores, personal paramédico y por supuesto médicos. Ningún sector o ministerio debe monopolizar la implantación o instalación de un sistema tal en el país o estaremos siguiendo una receta segura para el fracaso. Aquí es muy importante la participación de la sociedad civil organizada que puede indicar cuáles son sus necesidades y cuáles sus expectativas.
Un aspecto del que poco se habla es el legal. ¿Cuáles serán los derechos del paciente bajo este sistema? ¿Cuáles serán los del médico? ¿Dónde se realiza la consulta? ¿En el sitio donde está el paciente o donde está el médico? En el caso de la telemedicina privada, ¿cómo se manejará el pago de los servicios médicos? ¿Qué papel jugarán las compañías de seguros en el desarrollo de la telesalud en Venezuela? Estas preguntas se complican aún más cuando hablamos de los programas de integración con los países latinoamericanos. Por ello deben abordarse estos temas cuanto antes, para no ser abrumados luego por las necesidades y urgencias que presentará la misma instauración de la telesalud en el país, sea en el sector privado o en el sector público.
Aún sin incluir el satélite, Venezuela cuenta con una muy buena infraestructura de telecomunicaciones si la comparamos con otros países de la región. Con la CANTV nacionalizada, las posibilidades de desarrollo en telesalud y teleducación son realmente esperanzadoras. Venezuela espera contar con 20.000 kilómetros de fibra óptica para el año 2010, según una reciente entrevista a Franco Silva, el nuevo Presidente de CANTV. Hay instaladas muchas redes en diversas partes y en cuanto a telemática el país cuenta con una estructura bastante buena si se compara con otros países. Además de esto las plataformas de conexión inalámbrica son buenas para el tamaño de nuestro territorio, aunque está claro que aún debemos apuntar a mejorar. Y ahora a todo esto se agrega el satélite lo cual nos da un potencial que apunta al infinito.
La telemedicina ya llegó a Venezuela por el sector privado y ha llegado para quedarse. El estado sabrá sentar los fundamentos sólidos sobre los cuales se construirá el sistema de telesalud en el país, pero si esto no ocurriese así, esta disciplina traerá más problemas que los que resolverá.
En el caso del Estado Lara, hay varios proyectos que se están ejecutando o están próximos a iniciarse. En el proyecto “Simón de los Pueblos de Guarico”, la Universidad “Simón Rodríguez” usará el satélite para llevar educación a distancia a la parroquia de Guarico, de allí su nombre. Este mismo enlace se podría usar en otras frecuencias o canales para la telesalud. Se habla de integrar todo el sistema Barrio Adentro en el estado en una sola plataforma y la telesalud sería ideal para esto. Los dos más grandes hospitales de la ciudad de Barquisimeto, el “Antonio María Pineda” y el “Luis Gómez López”, podrían ser referencia a todo el estado Lara y a la región centro occidental a través de un sistema de telesalud y los beneficios serían incalculables. Además, un centro de telesalud piloto en Lara podría coordinar con los estados vecinos para llevar la experticia de los especialistas que son escasos en zonas remotas. Aunque aquí hay que hacer notar que en Lara aún no se avizora la coordinación de los proyectos mencionados.
Cuando enfocamos esto a nivel nacional, estas necesidades se hacen aún mayores. Existen varios estados con proyectos pilotos de telemedicina y hay un Proyecto Nacional de Telemedicina que actualmente según nos informan, está engavetado. Se hizo hace unos cuatro o cinco años y en éste participaron las universidades que tienen la plataforma como para poder brindar un servicio de esta naturaleza. Este programa debe ser estudiado y actualizado para ejecutarlo. Por eso es tan importante la coordinación a nivel nacional para la telesalud y la telemedicina. De no hacerse así corremos el riesgo de que cada estado desarrolle su propio sistema y cuando se quiera establecer un sistema nacional, cada estado tendrá su propio conjunto de protocolos, programas y plataformas tecnológicas y el conectar a todo el país no solo se hará más difícil por la posible incompatibilidad de sistemas sino que puede significar retrasos muy grandes para el proyecto nacional de país.
De todos los beneficios que trae al país y la región esta inversión, la telesalud y la teleducación por sí solos justifican con creces esta inversión y hasta la hacen muy modesta. Cuando gracias a los servicios de telesalud se salve la vida de un niño y evitemos el luto en una familia, evitemos el llanto de unos padres que tienen que enterrar todos los sueños que tenían en su hijo, con un solo caso de estos ya el satélite se habrá pagado. Pero con toda seguridad que de esos casos tendremos muchos si los servicios se prestan como debe ser.
Y en este primer aniversario ya el satélite está dando frutos. Cuando vemos escuelas en zonas remotas que ahora tienen acceso a internet y donde los niños están aprendiendo a navegar en ella es sabemos que estamos recogiendo los fruntos del satélite. La sonrisa de cada niño que descubre un mundo nuevo a través de una computadora es un producto de gran valía en una sociedad en donde los más nobles valores humanos deben ser los que nos guíen. ¿Cómo se pone precio a la educación de un niño? ¿Cómo se pone precio a su salud?
El pasado 7 de octubre, varios miembros de la Asociación Larense de Astronomia, ALDA, visitamos la Base Aérea “Manuel Ríos” en El Sombrero, Estado Guárico. Allí conocimos las instalaciones desde donde se controla el satélite. Una de las informaciones más importantes que recogimos es que los sistemas electrónicos y de transmisión del satélite están operando al cien por ciento. Para el momento de nuestra visita estaba siendo usado a un 30 por ciento de su capacidad sencillamente porque aún no se han desplegado todos los servicios que prestará el sistema, pero no hay ningún problema en cuanto a operación.
En nuestra función divulgativa como asociación científica sin fines de lucro, hemos estado siempre interesados en conocer el número de infocentros que se han conectado al satélite, las escuelas que comienzan a tener ese servicio, los proyectos de telesalud y los demás proyectos que empiezan a cristalizarse. Sin embargo no ha sido fácil conseguir esa información. Nos enteramos en el programa especial del aniversario del satélite, que hasta ese día se habían desplegado 1.549 antenas satelitales de las cuales 1220 están en el sector educativo, 70 bases de frontera de la FAN han actualizado sus sistemas de comunicación y 33 localidades de salud ahora se conectan al satélite.
A nosotros en ALDA, esto nos satisface porque en forma directa nos ayuda en nuestra misión de divulgar la ciencia, pues mientras más gente pueda tener acceso a internet, a más gente podemos llegar a través de nuestra página web (www.tayabeixo.org) y llevar nuestro mensaje no solo de divulgación de la ciencia sino de toma de conciencia de quiénes somos y nuestra posición en el Universo.
Algunos piensan que es muy difícil conectar todos los centros de salud en forma de redes para así comunicarse, intercambiar información médica, historias clínicas y otras cosas. Sin embargo estas redes existen ya y las tenemos en los sistemas bancarios. Allí está almacenada toda la información de todos los que tienen alguna cuenta en algún banco en el país. Sí en un país que marcha hacia el socialismo podemos tener redes de telemática para cuidar el capital de los bancos, con más razón podemos tenerlas para cuidar el mayor capital de la patria como es la salud de su población.
Tenemos fe en que pronto estaremos hablando de un sistema de telesalud gran nacional, un sistema de telesalud que nos integre con los pueblos hermanos de Suramérica, Centro América y el Caribe. ¿Y por qué no? Hasta con los pueblos del Africa.
Andrés Eloy Mendoza
Bioingeniero
andrese.mendoza@gmail.com